Organizose en la tarde noche de ayer, según el programa previsto, el cortejo fúnebre del insigne Loro Ravachol.
Partió puntualmente de la plaza de la Verdura, lugar reservado para su velatorio.
Rompían la marcha una sección de batidores enmascarados y de riguroso luto. Tras ella, unas damas portaban algunas de las coronas enviadas para tal infausta ocasión.
Seguidamente apareció un escuadrón de gala de la policía local, con brazaletes negros, que daban escolta, igualmente bajo mazas, a la corporación local, superdelegado y aun otras distinguidas autoridades.
Tras ellos las marchas fúnebres interpretadas por la comparsa Val de Lérez, enlutados como requería el protocolo.
Apareció luego la carroza del finado, aunque la posición erguida del loro, casi indicaba más a pensar que se trataba de una conducción al patíbulo que de un entierro.
Seguidamente la presidencia del duelo. Hemos visto a un desconsolado farmacéutico y aun a otros familiares del pajarraco. No faltaron en dicho lugar la presencia del Rey Urco y aun la de otras conocidas personalidades como Vladimir Dragosan, todos de rigurosísimo luto. También hemos visto representantes de la jerarquía eclesiástica.
Tras ellos marchaba la música, con sección de madamas y estandarte de la distinguida comparsa de Os Amoriños de Bora.
Y sin solución de continuidad, en el bufo cortejo fúnebre, una muchedumbre, mucho menos espesa que en otras ocasiones, de viudas enlutadas, reforzadas con elementos del sexo bello y aun del otro.
Cerraba la trágica comitiva la laureada comparsa de Os Solfamidas de Campo Lameiro.
Es de reseñar que al alcanzar el desfile la plaza de la Herrería se vivieron momentos de impresión al oírse los lamentos de la masa allí congregada, consolada solo por las notas de la célebre agrupación marinense Xarangallo Mangallo.
Cuando aun no se había alcanzado la calle Real hizo su aparición la lluvia que se recrudeció aun más en los momentos previos a la incineración, temiéndose incluso por la ejecución de ésta. Que si se pudo llevar a efecto en una más que desapacible noche. Y así terminó el carnaval oficial en la calle.
Fotografía de Gustavo Santos (Faro de Vigo)
Partió puntualmente de la plaza de la Verdura, lugar reservado para su velatorio.
Rompían la marcha una sección de batidores enmascarados y de riguroso luto. Tras ella, unas damas portaban algunas de las coronas enviadas para tal infausta ocasión.
Seguidamente apareció un escuadrón de gala de la policía local, con brazaletes negros, que daban escolta, igualmente bajo mazas, a la corporación local, superdelegado y aun otras distinguidas autoridades.
Tras ellos las marchas fúnebres interpretadas por la comparsa Val de Lérez, enlutados como requería el protocolo.
Apareció luego la carroza del finado, aunque la posición erguida del loro, casi indicaba más a pensar que se trataba de una conducción al patíbulo que de un entierro.
Seguidamente la presidencia del duelo. Hemos visto a un desconsolado farmacéutico y aun a otros familiares del pajarraco. No faltaron en dicho lugar la presencia del Rey Urco y aun la de otras conocidas personalidades como Vladimir Dragosan, todos de rigurosísimo luto. También hemos visto representantes de la jerarquía eclesiástica.
Tras ellos marchaba la música, con sección de madamas y estandarte de la distinguida comparsa de Os Amoriños de Bora.
Y sin solución de continuidad, en el bufo cortejo fúnebre, una muchedumbre, mucho menos espesa que en otras ocasiones, de viudas enlutadas, reforzadas con elementos del sexo bello y aun del otro.
Cerraba la trágica comitiva la laureada comparsa de Os Solfamidas de Campo Lameiro.
Es de reseñar que al alcanzar el desfile la plaza de la Herrería se vivieron momentos de impresión al oírse los lamentos de la masa allí congregada, consolada solo por las notas de la célebre agrupación marinense Xarangallo Mangallo.
Cuando aun no se había alcanzado la calle Real hizo su aparición la lluvia que se recrudeció aun más en los momentos previos a la incineración, temiéndose incluso por la ejecución de ésta. Que si se pudo llevar a efecto en una más que desapacible noche. Y así terminó el carnaval oficial en la calle.
Fotografía de Gustavo Santos (Faro de Vigo)
Don Alfredo, Amadeo, "Asturias", Zacarías el policía, Lorena, Vanessa Marey, "Suka", "Urtaza", Manuls, "Goro" y los demás, desean que hayáis pasado unos felices y divertidos carnavales, y os saludan amablemente en el regreso a la realidad de todos los días.
ResponderEliminar¡¡¡A tomar por culo, carnaval !!!!
Mi entierro fracasó el día que me utilizaron como propaganda.Yo era un crítico satiro de fama mundial. Merezco el fuego por calzonazos, no critíco, comulgo.Josele,viva el carnavalllll.
ResponderEliminarHomenaje grande para Xarangallo,se retiran tras décadas alegrando el carnaval de toda la Ría, Otro fallo ya que Pontevedra les tendría que rendir mayor gratitud
ResponderEliminarGracias Celso y toda la banda, la fiesta se queda huerfana.
Vesiño, a lo mejor puedes proponer al Xarangallo para el "Premio Diosiño" de folclore popular que otorga anualmente la Diputación de Pontevedra.
ResponderEliminarCada año que pasa el Carnaval degenera. Ya no hay buen gusto en la crítica o elegancia en los disfraces. Todo es botellón, macarrillas y putillas quinceañeras (fruto del sistema educativo público del que "gozamos en democracia"), travestidos, meados, vómitos, borracheras espeluznantes, consumo de drogas y falta de respeto al mobiliario urbano, a la convivencia y la urbanidad.
ResponderEliminarAdios Carnaval. Y que te den por el culo.
Franco hijo de puta, VUELVE.Solo una semana.
ResponderEliminarA Tom Cruisse:
ResponderEliminar¿Pensas que sería dabondo cunha semáa de retorno do Caudillo?
Ó mellor ata tes razón. Pode que actuara como insecticida e que a serie de parásitos hoxe acobillados no Consistorio fuxiran céleres cara algún dos paraisos fiscales que xa terán preparados, onde terán ido empetando os cartos que nos roubaron vía ibi ou Aquagest ou recalificaciós.
Vesiño non sei quen eres pero graciñas pois vexo que eras un fiel seguidor do Xarángallo
ResponderEliminarCelso