jueves, 28 de febrero de 2013

Los privilegios del Aula Castelao


Llegada la Pascua, desde hace treinta años, un grupo de profesores de filosofía pertenencientes en un principio al Instituto "Valle Inclán" llevan organizando lo que se ha denominado como "Semana Gallega de Filosofía".
Son un clásico de la actividad cultural de la ciudad y lógicamente en estas tres décadas han recogido infinidad de galardones por su esfuerzo y prestigio. Ni que decir tiene que en tantos años se han abordado infinidad de temas y han comparecido ponentes de todo el orbe de pensamiento humano.
Pero lo grave del asunto es que desde hace un tiempo se nota que la pluralidad de enfoques ha desaparecido totalmente para convertirse en la semana galega de la filosofía nacionalista de izquierdas. Los asuntos se abordan desde la óptica de un pensamiento político único donde lo que prima básicamente es cantar las excelencias de los nacionalismos, a poder ser periféricos, las maldades del capitalismo, la bondad de lo público sobre lo privado, o la primacía del laicismo. Y así año tras año. En general los ponentes de los últimos lustros, además suelen responder al patrón de vividores del erario público.
Pero quizás lo que llame más la atención es el desmedido apoyo económico que se presta desde el Concello de Pontevedra, con un convenio que supera los diecisiete mil euros, (17.000) o por lo menos así viene siendo en los últimos tres años. Si ya es discutible que una Administración Local deba subvencionar estos eventos, máxime si está organizado por elementos priviligiados del grupo A como pueden ser los profesores de Instituto, las comparaciones con otras actividades de colectivos de la ciudad resultan odiosas.
Y es que el dinero que se le dedica a la semana galega de filosofía sectaria, supera por ejemplo a lo que el concello le dedica a los empresarios locales para sus campañas de promoción comercial, a lo que se le dedica a la federación de vecinos, y ya no digamos a otras entidades culturales o que realizan actos de promoción de la ciudad como la Sociedad Filarmónica o la Junta Coordinadora de la Semana Santa.
Deberían aprender los filósofos oficiales de las citadas entidades que sufragan sus actos básicamente con las aportaciones de las cuotas de los socios sin tener que recurrir a las ayudas públicas.
Con los citados mimbres económicos, el resultado intelectual de la semana de filosofía no puede resultar más que  un disparate, al estar organizado por elementos de la clase privilegiada disociados de la realidad cotidiana.

viernes, 22 de febrero de 2013

La cara de Sesmero


Ayer, ilustrando un artículo de La Voz de Galicia escrito por María Conde, aparecía un retrato de Alejandro Rodriguez Sesmero, el verdadero diseñador de la Pontevedra moderna.
Gracias a esa publicación  le podíamos ver el rostro a este genio de finales del siglo XIX. Precisamente Sesmero aparece retratado con la cruz y la encomienda de la Real orden de Carlos III, concedidas  por su brillante labor facultativa pontevedresa entre 1876 y 1887.
Siguiendo un trabajo de uno de sus bisnietos, el profesor Portela Sandoval, podemos recordar las obras ejecutadas en nuestra capital, como maestro de obras o arquitecto, ingeniero y urbanista:
Palacete de las Mendoza, Casa Consistorial, Cementerio Municipal de San Mauro, Palacio de la Diputación Provincial, Edificio del Gobierno Militar, Mercado cubierto, Depósito y traída de aguas con sus fuentes de fundición, reordenación y alineación de calles como Sagasta, García Camba, plaza del Muelle, Alameda, Andrés Muruaís, Fernández Villaverde, Avenida de Santa María...
Alejandro Sesmero, era de origen vallesolitano aunque nació en Asturias, residió en Pontevedra y acabó sus últimos años, como muchísimos gallegos, en Argentina, falleciendo en 1913, por lo que este año celebramos su centenario. Si viviera hoy en día sería difícl su contratación por parte d enuestro ayuntamiento, al exigírsele un curso de gallego.
Por lo menos es grato recordar, cuando hoy en once años los gobiernos municipales sólo pueden presentar un balance de colocación de baldosas y bolardos, como hubo otros tiempos en que gracias a la grandeza de algunas personas se pudo   construir y modernizar todo un proyecto de ciudad.
Sería interesante la colocación en un lugar público, de un retrato u escultura de este hombre, para ejemplo de generaciones venideras. Porque con la de ahora ya sabemos que no podemos contar para nada.

lunes, 18 de febrero de 2013

Pimientos y bomberos


Desde que se decidió huir de la racionalidad administrativa cotidiana, trayectoria propiciada en buena parte por la instauración del Estado Autonómico Feudal, las situaciones pintorescas derivadas del exceso de normas y su aplicación por "la generación",  se suceden sin tregua.
Estos días hemos sabido que la asociación de furancheiros de Pontevedra, tuvo que presentar un escrito oficial, presentado en el Registro del Concello, solicitando se le admitan servir pimientos de Padrón, por ser este producto más rentable que otras cinco tapas tasadas, en cumplimiento nada menos que de un decreto autonómico y una ordenanza local que lo desarrolla. No sabemos como se resolverá tan importante asunto.
También nos hemos enterado por la prensa que el pasado sábado, cuando ardía una casa en A Barca,  a escasos quinientos metros del parque de bomberos "de Pontevedra", estos no pudieron hacer su salida porque al estar dicho incendio en el término de Poio, la competencia del servicio correspondía a los bomberos del Salnés. Lógicamente éstos tardaron más en llegar al lugar, aumentando así las consecuencias del siniestro, en el que afortunadamente no hubo daños personales.
Que conste que este último asunto, dejando a un lado la gravedad de los hechos, aun tiene más enjundia desde el punto de vista administrativo, porque es público y notorio que los lindes entre los ayuntamientos de Poio y Pontevedra están en discusión. Es más, si ahora se decide  dar por válido el deslinde inmemorial vigente hasta la II República, el parque de bomberos "de Pontevedra", estaría ubicado en el término de Poio.
No sé que bomberos nos corresponderían en caso de incendios en la capital, si los de Marín o los de Vigo.

martes, 12 de febrero de 2013

Hablemos de multas


Recoge la prensa el balance de sanciones de tráfico impuestas por la Policía Local el pasado ejercicio.
Lo primero que llama la atención es el incremento de las multas en un 10%  y consecuentemente la recaudación, que ascendió a 1,5 millones de euros, ingresados en las arcas municipales gracias a que en su momento se privatizó el servicio de cobro de estas sanciones, y nada apunta a que vuelva a ser una gestión pública, a pesar de tener un gobierno defensor de "todo lo público".
De lo anterior se desprende que a pesar de los "modelos de ciudad idílicos" y de las campañas de educación viaria, hay que seguir igualmente sancionando al ciudadano, y ahora en mayor medida. También es ilógico que no haya descendido la cuantía de las sanciones para adecuarse a la realidad socioeconómica ¡cuántas familias sobreviven ahora con pagas de 400 euros!. Es más, aun se anuncian nuevas tarifas, al alza, de la concesionaria de la grúa, por ejemplo.
Es importante advertir que la mayor parte de las sanciones se refieren a las infracciones en materia de aparcamientos, y que no estamos en presencia de conductas graves o peligrosas que merecían su correspondiente castigo, lo que da pie a pensar en el carácter recaudatorio de estas sanciones, que como decimos, batieron el record de recaudación.
Pero lo más asombroso del resumen anual, es comprobar como la hostilidad administrativa se centra mayormente en ciudadanos no domiciliados en esta capital, pero residentes en otros ayuntamientos de la provincia que se eleva hasta el 46% del total. Lo cual quiere decir que estamos haciendo una ciudad incómoda e inaccesible para aquellos que por diversos motivos tienen que desplazarse a Pontevedra.
También es muy elevado el número de sanciones impuestas a conductores de fuera de la provincia, que se eleva hasta el 12% del cómputo. Bastarán un par de multas antipáticas para echar por tierra la mejor campaña de promoción turística.

viernes, 8 de febrero de 2013

Cartel y transparencia


No sé si la institución que otorgó uno de los últimos puestos en transparencia al Concello de Pontevedra siguió como indicador el modo en qué los ayuntamientos licitan sus carteles de fiestas.
Para el de la ciudad del Lérez, desde luego que lo tuvieron fácil. Aquí desde hace unos diez años,  siempre se le concede al mismo autor, por lo menos en lo que se refiere a las fiestas de carnavales y aun las de la Peregrina del verano.
Kiko Dasilva, buen dibujante y gran emprendedor y entusiasta del mundo de la banda diseñada es el beneficiario de estos trabajos públicos. También es sabido que alguna de sus obras cuelga del despacho de la Alcaldía, en el edificio de la calle Michelena.
Como en Pontevedra no existe la tradición cartelista, ni la afición a las Bellas Artes, es lógico que estos encargos se le concedan a un amigo del alcalde. Además como prácticamente no existe el paro juvenil sería inútil proponer como estímulo un concurso de carteles. Con la transparencia que hay es perder el tiempo.
Este tipo de concesión, es otro buen ejemplo del secuestro de la sociedad por parte de la llamada "generación japuta" aquellos que lo tienen todo y se niegan a dejar ni un mínimo a los que vienen detrás.

jueves, 7 de febrero de 2013

El honor de los canteiros

 
Está en obras la calle de Antonio Odriozola, nada menos que el trayecto que une los Soportales y la calle de Sarmiento, un flanco de la plaza de la Herrería. El historiador Xosé Fortes identificó a este tramo como el paseo intramuros más antiguo de la villa Ahí es nada.
El tema de hoy, apenas sin trascendencia, secuestrada como está la población civil pontevedresa por la llamada "generación japuta", que como es sabido se refiere a aquellos que han dilapidado ya no los fondos que le correspondían sino todos los de sus hijos y aun nietos, que ya no distinguen la realidad ni saben lo que es la razón,  como ejemplo cercano valga,   el gobierno local y su entorno- versa sobre la mera colocación de unas piedras.
Hacia 1985, cuando aun los alcaldes no defendían a las clases privilegiadas,  Rivas Fontán decidió empedrar el citado paseo de Odriozola. De aquella la feliz iniciativa, en un momento económico menos dramático que el actual,  consistió en crear una escuela taller donde unos jóvenes aprendices a golpe de cincel y maceta conocieron el tradicional arte del labrado de las losas. El objetivo se cumplió y la calle quedó pavimentada siguiendo ancestrales técnicas.
Como ahora no se respetan los antiguos oficios, como la administración del Patrimonio hace años que desapareció de Pontevedra, alguien tiene que salvar el honor de los canteiros.
Y es que resulta que contra toda lógica, contra todo arte y saber popular y secular están ahora colocando los nuevos sillares de la calle, ya manufacturados industrialmente,  en el sentido paralelo al eje de la misma.
Aquí en Galicia, lo usual es colocar las losas o perpiaños en sentido perpendicular a las fachadas. Menos mal que aun queda cierto sentido común en la villa marinera de Combarro, frente a la sórdida Pontevedra. El plan especial de aquella localidad es taxativo en cuanto a la colocación de los pavimentos: "A colocación debe facerse seguindo as pautas tradicionais dos solados con perpiaño, tendo en conta a necesidade de gardar a meirande perpendicularidade cos edificios". Que es justo lo contrario de lo que se hace en las inmediaciones de la Herrería.
Aunque ya sé que es imposible, estando la gestión pública local, en manos de la citada generación, es una lástima que no le pegara algo al nutrido séquito que visitó la Grand Place de Bruselas, donde aun conservan el escalón en la plaza con los edificios y las farolas de fundición demodé. Por algo aquel entorno es Patrimonio de la Humanidad.