miércoles, 18 de septiembre de 2013

Corte por la línea azul


Un nuevo capítulo sobre el disparatado modelo de ciudad se está empezando a escribir.
No sé si a algún racionalista alemán, como los que moran por Munich, le puede caber en la cabeza la solución pontevedresa de que un mero bando de la alcaldía sirva para tumbar todo un plan general urbano de naturaleza reglamentaria, y proceder así sin más, a la reforma y aun neoreforma de una vía pública municipal.
Ahora lo que toca, por avisar no fue, es proceder a la supresión de las esquinas en ángulo, porque habíamos hecho un modelo de vial urbano no reversible y antifuncional para caso de cambio de sentido de la circulación rodada. Pero como somos más ricos y más listos que los alemanes aquí no pasa nada. Estos días se procederá a la rectificación de los ángulos en las calles. Es más si después no funciona la peatonalización de Benito Corbal, ya inventaremos algo.

viernes, 13 de septiembre de 2013

¿Qué pasa con el estanque de los patos?




No sabemos lo que sucede con el estanque de los patos del parque de las Palmeras. Lleva algunos meses vacío, y por lo de pronto, no ha trascendido nada a la prensa sobre su posible recuperación. Creemos que hasta ahora, ningún colectivo ciudadano ni político se ha molestado por este pequeño asunto
Seguramente que muchos pontevedreses han pasado algunas tardes de su infancia al borde de este simpático pilón forrado de gresite, contemplando como evolucionaban las anátidas que lo poblaban, jugando con los chafarises que manaban de las ranitas verdes de fundición, hace algún tiempo también desaparecidas.
Como nadie nos pudo aportar datos sobre la construcción de esta infraestructura que lleva muchos años embelleciendo el parque infantil, tuvimos que acudir a los archivos para recabar algúna referencia. De las hemerotecas se desprende que este estanque se diseñó en 1949 siendo alcalde de la ciudad Don Remigio Hevia Marinas. Esta obra se enmarca dentro de la línea renovadora que siguieron los munícipes de aquella época con el parque de “las Palmeras” ubicando  allí nuevos elementos, como la estatua de Colón, el monumento a Valle Inclán, los palomares o el citado pilón para los patos.
Lo cierto es que dicha obra fue subastada y contratada con la empresa de Ramón Diz, para inaugurarse finalmente el cuatro de junio de 1950. Desde entonces – y ya han transcurrido sesenta y tres años – la obra del pilón de gresite verde con sus casetas y puentecillo multicolor formando una isla, a la que se incorpora toda una araucaria y una camelia, ha venido sirviendo de marco para muchas generaciones de niños a lo largo de más de seis décadas como ya hemos indicado.
La ingenua e innovadora obra de ingeniería infantil, de la que en su momento se editaron postales, merecería un mejor trato, sobre todo en una capital que presume ser  la cidade dos nenos.