jueves, 26 de julio de 2012

Bará sin guantes

Parece ser que últimamente hay una auténtica hiper preocupación, sobre todo política,  por la conservación de nuestros bienes culturales. El efecto mediático que produjo  la recuperación del Códice Calixtino, todo indica que ayudó a gestar la aparición de una nueva polémica. Que si los portadores del libro no llevaban guantes de algodón, que si las marcas de las páginas...
También el Concello de Pontevedra está preocupadísimo ahora por la conservación de las colecciones del Museo Provincial. Dicen que si se producen saqueos y expolios, que si se destruyen documentos... No están de acuerdo con la gestión técnica de dicho museo y elevan dicha preocupación nada menos que a un asunto que debe ser tratado por el pleno del ayuntamiento, como si este órgano pudiera decidir o aconsejar algo sobre lo mismo. Tampoco les gustan las motos históricas. Es tremendo.
Hasta los mismos que permiten   chorrear con agua a presión  los cruceiros de algunas de nuestras plazas se acuerdan ahora de pedir asesoramiento a la Escuela de Restauración de Bienes Culturales.
Ya que está tan de moda este tema, con el afán de que no se cometan otros errores, hoy traemos un ejemplo que pasó desapercibido para la sociedad y la prensa local.
Resulta que el pasado mes de abril, se sacó de nuestro Archivo Municipal una bandera histórica allí depositada, la de la Sociedad de Agricultores de Salcedo. Dicha enseña, de los primeros años del siglo XX, cuenta con un escudo brodado, diseñado por Castelao que la hace ser además una codiciada pieza artística. Por si no lo saben, recordaremos que los materiales textiles, como es el caso de esta bandera, son los más frágiles y los que requieren condiciones ambientales más exigentes a la hora de su conservación.
Pues bien, no se le ocurre otra cosa que el concejal de Patrimonio Histórico, Luis Bará, que retratarse con la misma, cual si fuera un vulgar pancartero, a raíz de su exhibición al aire libre debido a unas jornadas culturales celebradas en Salcedo.
El concejal y sus acompañantes estaba sin guantes.

miércoles, 25 de julio de 2012

El Dictadorzuelo





Desaparecida pues toda clase de crítica de la prensa local pontevedresa, hay que acudir a la foránea, en este caso al compostelano periódico EL Correo Gallego para ver como Antón Trabanca expone lo que está pasando en la ciudad del Lérez.

viernes, 13 de julio de 2012

En defensa del Museo de Pontevedra

Probablemente en los más de ochenta años de existencia del Museo de Pontevedra, nunca se había utilizado éste con fines de división y fractura social, con fines político-partidistas. Nosotros somos de los que pensamos que el actual debate sobre la forma de gestión del museo es desproporcionado, injusto e innecesario, y por ende, se le está haciendo un daño al museo del que no es merecedor en absoluto.
Pero vamos a ver, claro que se regía por un Patronato y era un organismo autónomo, pero con una autonomía ciertamente limitada, ya en lo administrativo como en lo económico. La dependencia de la Diputación era extrema, sobre todo en los últimos tiempos.
Es más, cuando miembros como Eladio Portela o Bernardo López Abadín acuden a lamentar la desaparición de dicho Patronato lo hacen precisamente en calidad de altos cargos políticos, de ex-vicepresidentes de la Diputación, lo cual quiere decir que están reconociendo esa dependencia político-administrativa tan evidente de la Administración Provincial.
Pero es que hay un dato que corrobora que dicha autonomía era más de nomeclatura que real. En los organismos autónomos, como el Pazo da Cultura, el director -gerente lo designa el consejo rector o patronato, y es un cargo de confiaza y limitado en el tiempo. Todos sabemos que el Museo de Pontevedra cuenta con un director que es funcionario de carrera. Es que un museo "de patronato" como el MARCO ya cambió de director-a varias veces.
Ahora se pretende que el museo se gestione de forma directa, el más alto grado de publificación de una prestación o servicio público. Lo lógico es que esta forma de gestión, ahora que estamos yendo hacia una economía de guerra, es que precisamente pueda servir como un verdadero blindaje, que evite la desaparición o menoscabo del museo así como de su patrimonio y personal adscrito. Con respecto al papel de antiguos patronos y mecenas, hay que pensar que ya se están buscando fórmulas de colaboración que permita seguir contando con ellos.
Es que también el Pontevedra FC se ha transformado en una sociedad anónima para subsistir, y aun mantiene el escudo tradicional, a pesar de que algunos lo quisieran cambiar.
Oigan, es que el servicio de Patrimonio Bibliográfico y Documental de la Diputación se presta de un modo directo, y aun organizan cursos, campañas de animación a la lectura o exposiciones.
Que la Diputación haya cometido errores, como el sobrecoste del nuevo edificio, o no estemos de acuerdo con algunas actuaciones en el funcionamiento del museo- que está llamado a renovarse- ahí están la celebración discutible de convenciones de partidos políticos o desfiles de modas organizados por exconcejalas de cultura, no obsta a que tengan la plena competencia para gestionar el funcionamiento del museo.
Porque también hemos visto algunos éxitos, como la exposición de motos históricas o las aceptaciones de importantes legados artísticos.
Lo dicho, que el museo, con independencia de la animaversión que pueda producir el actual presidente de la diputación de parte de los regidores del concello capitalino, no se merece esta campaña de desprestigio, donde incluso se han generado insidias  sobre el futuro de los fondos. Hasta ahora los únicos que han solicitado la entrega de la colección pictórica de la extinta Caixanova al complejo del Gaiás han sido los del BNG, que ni siquiera pensaron que podía exhibirse en nuestra ciudad al menos la parte correspondiente a la desaparecida Cajapontevedra.
Hay cuatro consejos que se nos ocurren para sacar al museo de este impass.
El primero, cerrar filas en torno al futuro del mismo por parte de todas las instancias implicados, aunque hay que reconocer que han enrarecido mucho el ambiente. El segundo, procurar la máxima transparencia posible en torno la famosa "hoja de ruta" de la que no sabemos el contenido.
El tercero ,proceder a una renovación generacional en los ámbitos que roden al museo. Hasta ahora solamente han hablado reconocidos y queridos septuagenarios.
El último consejo, sería el de trabajr el triple que los de Vigo.

jueves, 12 de julio de 2012

La capital de los museos es Vigo

 
En está última década, ominosa para los intereses del futuro de la ciudad de Pontevedra, si hacemos una nómina de lo que hemos perdido, de lo que no hemos sido capaces de conseguir ni mantener, enseguida repararemos que entre las pérdidas está la de ser la capital museográfica de las Rías Bajas.
Hoy se hablará precisamente en el Pazo de Mugartégui, fallida sede del Museo Etnográfico de Pontevedra, del modelo de gestión del Museo Provincial. Pero seguro que nadie reparará en la nefasta gestión por parte de nuestras autoridades locales de lo que fueron estos últimos años para defender a nuestra ciudad como lo que había sido durante todo el siglo XX: una verdadera capital y referencia museográfica.
El desmantelamiento de ese título coincide con la llegada al poder del alcalde Lores. Ya en diciembre de 1999 hemos visto como emigraba a Vigo la colección etnográfica de Olimpio Liste, rechaza de la capital y del citado Pazo de Mugartégui, para enseguida ser acogida en la ciuda olívica bajo la forma de fundación.
Pocos años después en el 2002, auspiciado por el Concello de Vigo, se inauguraría el célebre museo MARCO, una institución ideada para rendir culto al arte contemporáneo. Y aunque en Santiago existía el CGAC, Vigo se erigía como la capital de las Rías Bajas en lo concerniente a las nuevas formas de expresión pictóricas.
No recuperados de esa nueva sede museística, por fin unos años después abría en Alcabre el espectacular Museo do Mar de Galicia una obra diseñada por Aldo Rossi y César Portela.
Lo que es la vida, siendo el Museo Provincial de Pontevedra pionero en la difusión de la cultura marítima, ahí estaban esas "salas navales" en pocos años hemos visto como se consolidaba dicho Museo do Mar en Vigo...y el de Massó en Bueu, este dependiente de la Consellería de Cultura.
Pero es que también los de Vigo, auspiciados por su propio ayuntamiento, fueron capaces en estos años de abrir todo un Archivo Pacheco, el fotógrafo que representó la memoria gráfica de esa urbe. En Pontevedra no se hizo nada en este aspecto.
Más datos de la goleada de nuestros vecinos vigueses, que debieran sonrojar a nuestros munícipes y parece que  ahora a sus preocupados vecinos. Pues es que el propio Museo Quiñones de León - municipal - acaba de abrir hace unos meses en plena Puerta del Sol, toda una pinacoteca municipal, surtida con los fondos que se almacenaban en el viejo pazo de Castrelos. Dicen que es de las colecciones pictóricas más interesantes de la Galicia de entresiglos.
¿Y de la célebre colección de obras de arte de lo que un día fue Caixanova?
Pues que todavía permanece y se expone en Vigo a pesar de una moción del BNG para que se trasladase al complejo del Gaiás en Santiago de Compostela. El alcalde de la ciudad olívica ya anunció medidas para blindar esa colección e impedir su traslado.
También nuestros vecinos de Poio acaban de inaugurar una Casa- Museo dedicada a Colón. Oye, es que aquí ni somos capaces de trasladar unos metros la estatua del Almirante para beneficiarnos mutuamente de esa coyuntura.
Sigamos pues discutiendo romántica y durmientemente sobre el pasado de nuestro único museo.

sábado, 7 de julio de 2012

Cruceiros, ¡qué cruz!


Resulta que el pasado año una empresa contratada por el Concello de Pontevedra procedió, según noticia de prensa, "por un exceso de celo" a chorrear con agua a presión el famoso cruceiro ubicado en la plaza de la leña. Huelga decir que con esa actuación tan agresiva, el monumento perdió su característica pátina fruto del paso del tiempo, así como la zona superficial del granito, y aun hoy la piedra ofrece ese aspecto de lavado como si hubiese salido de un taller de cantería industrial.

No sabemos  si Patrimonio  inició el oportuno expediente sancionador por esta actuación. Como tampoco nos constan las quejas del Patronato del Museo, institución que fue la que cedió esa pieza escultórica procedente de Caldas para que en 1941 se instalase en la popular plaza pontevedresa.
Pero lo más sorprendente del asunto es que ahora el Concello capitalino venda la firma de un convenio con la Escuela de Conservación y Restauración para precisamente asesorar y estudiar las posibles intervenciones técnicas sobre estas piezas etnográficas.
Aquí nadie se acuerda que precisamente la restauración de los cruceiros existentes en en entorno de Santa María, a saber el de Alonso de Fonseca, Campillo y Cinco Calles, fueron de las mejoras ofertadas por la empresa Indeza para hacerse cargo de la concesión de la obra de rehabilitación urbana del célebre arrabal de Santa María.
Es más, hace escasamente dos años, la prensa nos informaba que un equipo de restauradores procedería a la limpieza manual y a la elaboración de un estudio sobre el tratamiento del cruceiro de las Cinco Calles, que en su momento se ubicó en Lourizán.
Lo cierto es que se restauraron todos los cruceiros citados, incluida la desgraciada actuación del de la Leña. Ahora, a toro pasado, pretenden decirnos el tipo de intervención sobre los mismos.

domingo, 1 de julio de 2012

El museo necesita un cambio



En el lejano 1929, cuando se constituye el Patronato del Museo de Pontevedra, era todavía impensable -de aquella las prioridades de servicio público de las administraciones eran muy diferentes a las actuales – que un organismo autónomo como el Museo, acabase siendo gestionado directamente por la propia Diputación, toda una conquista social que hay que verla como un ejercicio de normalidad administrativa y democrática fruto de la instauración del llamado estado social.
Obviamente que el camino para llegar a este modelo ha sido largo y que en el fondo lo que subyace es el éxito de una institución de más de ochenta años. Pero es público y notorio que el Museo de Pontevedra necesita cambiar. Y es sabido que esos cambios han venido acelerados por la inmediata puesta en funcionamiento del “sexto edificio” una apuesta multimillonaria de la Diputación por un contenedor cultural que no tiene precedentes. No cabe duda de que las cosas se pudieron hacer de otra manera. A nosotros por ejemplo, no nos parecieron en su momento adecuados las derogaciones de las normas urbanísticas que protegen al patrimonio histórico, dando mayor libertad para el diseño de los nuevos inmuebles del museo, así como pensamos que al nuevo edificio le sobra planta y media, ahogando desde entonces al complejo de San Bartolomé. Porque no olvidemos que la primera función del museo es proteger y conservar nuestro patrimonio. Y la segunda, dar ejemplo.
Y quizás del olvido del anterior axioma, de la primera prioridad, en los últimos años hemos contemplado como el museo se ha utilizado desde espacio para dar mítines hasta pasarela de desfiles de moda. Los talleres infantiles están bien...Pero la revista de investigación del museo lleva varios años sin publicarse.
Pero como decíamos el museo necesita cambios y parece que se están dando los primeros pasos de una forma contundente y a lo mejor no necesariamente transparentes y con la debida delicadeza de una cirugía que precisa un paciente octogenario.
No se nos escapa la buena idea, por ejemplo, de gestionar y coordinar los fondos documentales del museo y los de todo un servicio provincial, cuando ambos dependían de la misma Diputación.
¿Se darán pasos para que en el futuro se eviten los directores vitalicios? ¿Se acertará con la elección de un verdadero consejo asesor que trabaje con vocación por el futuro del museo? Repárese que en 1929, Castelao tenía 43 años, Sánchez Cantón 38, Antón Losada 45 y el que después sería director Filgueira Valverde, 23 añitos.
¿No será ahora el momento de un relevo generacional?