El conocimiento de nuestro pasado debe servirnos para alcanzar las mejores metas del futuro.
Hace justamente un siglo, Pontevedra era una pequeña ciudad provinciana que tenía 22.330 habitantes de hecho, celebraba cuatro ferias al mes y disponía de un tranvía de vapor que conectaba la capital con el puerto de Marín.
Cuando descubrí por casualidad aquel Anuario Riera del año 1911 que contaba estas cosas, me auto emplacé a volver sobre sus datos tan curiosos en el momento oportuno. O sea hoy, cuando acaba de iniciarse el año de su centenario.
Tal día como hoy, pero cien años atrás, 2 de enero de 1911, Francisco Javier Puig Llamas, un conservador que se volvió liberal, iniciaba su tercer y último año de mandato como alcalde de la ciudad. La corporación municipal era mayor en número que la plantilla del ayuntamiento, puesto que solo contaba con nueve funcionarios. Y el presupuesto municipal ascendía a 482.294 pesetas (menos de 3.000 euros de hoy).
Dentro del organigrama oficial ya tenía una gran impronta la administración de Justicia. La Audiencia Provincial estaba presidida por Fernando Lamas Varela y contaba con trece integrantes en su plantilla.
Prudencio Landín, Casto Sampedro, Javier Puig, José Boente, Vicente Señorans, Ángel Limeses, entre otros, hasta 22 letrados tenían abierto despacho en la ciudad, que se concentraban en las calles Michelena (5), Oliva (4) y Real (3). Felipe Ruza García estaba al frente del Colegio de Abogados.
También había 16 procuradores denominados causídicos. Valentín García y Eustaquio González eran los notarios. Y Cándido Lueso era el único registrador.
Los médicos se llevaban la palma entre los profesionales de carrera. Hasta 23 doctores tenían consulta, 19 en la ciudad y 4 en las parroquias. Enrique Marescot, Eliodoro Fernández Castañaduy, José Mariño, Celestino López de Castro, Celestino Poza Cobas, Enrique López de la Ballina o José Loureiro, estaban en esa lista.
José Filgueira Martínez (padre de Filgueira Valverde) era el presidente del Colegio de Médicos y dirigía el Instituto Antirrábico. Los farmacéuticos con botica eran 8; entre ellos Perfecto Feijóo, Eduardo Mosquera, Gartañaduy y Enrique Eiras. También había 3 dentistas, 2 veterinarios y un óptico, Valentín Suárez.
Por el contrario, solo vivían en Pontevedra 2 ingenieros de caminos: José del Real y Enrique Picó. Un ingeniero agrónomo: Pablo Rovira y Pita. Un ingeniero industrial: Roberto Munaiz. Y otro ingeniero de montes: Clemente Sagasta.
No eran muchos más los arquitectos; solo 2: Cesáreo Borrajo y Teodosio Domínguez. En cambio, ejercían 5 peritos agrimensores; José Adrio era el más conocido. Y entre los profesionales de mayor lustre había 3 banqueros: el marqués de Riestra, Apolinar García y Ramón Mucientes.
La ciudad gozaba de una amplia oferta educativa. Primero, estaban las escuelas municipales: graduadas de niñas y de niños, elemental de niñas y de niños, y párvulos. Luego había la escuela normal de maestras (5 profesoras y una auxiliar) y de maestros (10 profesores y 5 auxiliares).
Balmes, San Luís, Ibérico y Católico eran los 4 colegios privados que había en Pontevedra, y funcionaban también otras 4 academias. Fiel reflejo de la afición por la música eran los 5 profesores de música con estudio local abierto.
Por otra parte, José A. Antúnez, Francisco Viñas, Luís Martínez, Andrés Landín, Benito López, Joaquín Poza y Rogelio Quintrans, daban nombre a sus 7 librerías, que se complementaban con 3 papelerías y, en algunos casos, funcionaban como tiendas de objetos de escritorio, que eran 10 en total.
También había 7 imprentas e igual número de periódicos: Correspondencia Gallega, El Noticiero, El Progreso, La Libertad El Pueblo, Diario de Pontevedra y el Boletín Oficial de la Provincia.
De aquella, Pontevedra era una ciudad de tabernas antes que de cafés: 19 a 3 ganaban aquéllas sobre éstos, el Español, el Méndez Núñez y el Moderno. Los dos últimos también eran hoteles y restaurantes, junto al Estación, de Ramón Rodríguez y otro de Anselmo Martín.
Los viajeros que llegaban a la ciudad podían elegir entre sus 14 posadas, 6 casas de huéspedes o 9 fondas. Entre estas últimas estaban el Gran Hotel Engracia, Gran Hotel Progreso, La Nueva Estrella o La Universal.
Es un placer un blog como este y un lujo un profesional como usted. Gracias.
ResponderEliminarQue curiosidad aportan estos datos.
ResponderEliminarD. Filiberto, seguro que hay mas información, rogamos no deje de aportartarla.
Un artículo delicioso, Leoncio. Así se empieza un año nuevo, a lo grande.
ResponderEliminarGracias...Pero el trabajo lo recopiló Rafael L. Torre en el Faro...quien a su vez lo rescató de un antiguo anuario...
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