Desde la primavera del año 2007, la Avenida de Santa María lleva convertida en un almacén de materiales de obra.
Evidentemente que cualquier rehabilitación urbana, como es la de ese barrio de Santa María, conlleva unas molestias. Pero todo debe tener su límite y siempre hay excepciones.
Durante este tiempo vecinos y empresarios han tenido que padecer además las molestias derivadas del reformado de los proyectos debido a la aparición del foso de las Torres Arzobispales. A mayores han protestado por el estado de ese vial desde la gerente del geriátrico allí emplazado, por problemas de accesibilidad a ese centro, hasta las cofradías de Semana Santa puesto que el estado de la avenida deslucía las centenarias solemnidades procesionales. En otro orden de cosas también habría que citar las quejas por el traslado de la efigie de Castelao del escultor Buciños.
Pero si hay una actuación especialmente reprochable, esa versa sobre el trato que se le está dando al entorno del Palacete de las Mendoza, actual sede del Patronato de Turismo “Rias Baixas”.
Hay que pensar que en su momento se hizo un esfuerzo muy importante por parte de la Diputación para adquirir esta decimonónica casona, precisamente una obra de Alejandro Rodríguez Sesmero, el arquitecto que ahora homenajea el Concello en las vallas de la obra del parking de la plaza de España.
Suponemos que esta compra se hizo con la idea de lograr una imagen institucional acorde con un destino turístico de calidad, el de las “Rias Baixas”, a la par que se buscaba un alojamiento digno a dicho patronato, a fin de que tuvieran allí lugar las presentaciones, reuniones, exposiciones y demás eventos promocionales.
Porque este Patronato de Turismo es de las pocas instituciones con vocación provincial que aún permanecen en la ciudad, es en definitiva – ahora que se habla tanto de la capital- de las pocas sedes que deben marcar ese carácter de capitalidad y que por la tanto debería de tener una imagen urbana ejemplar. En este caso además, porque su importancia trasciende de lo municipal y aun provincial para convertirse en esa tarjeta de presentación atractiva para todos los visitantes presentes y futuros.
Pero como decimos la realidad es otra. Ya han transcurrido tres veranos, la temporada alta por excelencia, y no se puede decir que se haya tenido el cuidado exquisito en mantener este entorno en el estado más óptimo posible.
Abarloados a los muros de la fachada principal todavía se puede ver toda suerte de materiales de obra, desde tuberías de diversos colores hasta palés con sillares, desde vallas metálicas a escombros y maquinaria. Las casetas modulares bien podrían haber ocupado un sitio más discreto, lo mismo que las vallas que anuncian los proyectos a ejecutar.
Y eso por delante. Porque en la fachada trasera del jardín que linda a la calle Arzobispo Malvar, es perfectamente visible arrimado a los muros un auténtico tren de contenedores. Hay además un poste de madera que debe ser de la época de los Irmandiños.
En fin junto al vallado de la plaza de España, las obras del Campillo, la escalera de la calle Churruchaos, etc, esa es la imagen que se han llevado de este entorno los turistas que nos han visitado en las últimas temporadas, incluidos los cerca de 150.000 peregrinos que visitaron la Basílica.
Seguro que estos días con motivo de la Feira Franca, el Concello cubre con arpilleras y banderolas las casetas y vallas.
Evidentemente que cualquier rehabilitación urbana, como es la de ese barrio de Santa María, conlleva unas molestias. Pero todo debe tener su límite y siempre hay excepciones.
Durante este tiempo vecinos y empresarios han tenido que padecer además las molestias derivadas del reformado de los proyectos debido a la aparición del foso de las Torres Arzobispales. A mayores han protestado por el estado de ese vial desde la gerente del geriátrico allí emplazado, por problemas de accesibilidad a ese centro, hasta las cofradías de Semana Santa puesto que el estado de la avenida deslucía las centenarias solemnidades procesionales. En otro orden de cosas también habría que citar las quejas por el traslado de la efigie de Castelao del escultor Buciños.
Pero si hay una actuación especialmente reprochable, esa versa sobre el trato que se le está dando al entorno del Palacete de las Mendoza, actual sede del Patronato de Turismo “Rias Baixas”.
Hay que pensar que en su momento se hizo un esfuerzo muy importante por parte de la Diputación para adquirir esta decimonónica casona, precisamente una obra de Alejandro Rodríguez Sesmero, el arquitecto que ahora homenajea el Concello en las vallas de la obra del parking de la plaza de España.
Suponemos que esta compra se hizo con la idea de lograr una imagen institucional acorde con un destino turístico de calidad, el de las “Rias Baixas”, a la par que se buscaba un alojamiento digno a dicho patronato, a fin de que tuvieran allí lugar las presentaciones, reuniones, exposiciones y demás eventos promocionales.
Porque este Patronato de Turismo es de las pocas instituciones con vocación provincial que aún permanecen en la ciudad, es en definitiva – ahora que se habla tanto de la capital- de las pocas sedes que deben marcar ese carácter de capitalidad y que por la tanto debería de tener una imagen urbana ejemplar. En este caso además, porque su importancia trasciende de lo municipal y aun provincial para convertirse en esa tarjeta de presentación atractiva para todos los visitantes presentes y futuros.
Pero como decimos la realidad es otra. Ya han transcurrido tres veranos, la temporada alta por excelencia, y no se puede decir que se haya tenido el cuidado exquisito en mantener este entorno en el estado más óptimo posible.
Abarloados a los muros de la fachada principal todavía se puede ver toda suerte de materiales de obra, desde tuberías de diversos colores hasta palés con sillares, desde vallas metálicas a escombros y maquinaria. Las casetas modulares bien podrían haber ocupado un sitio más discreto, lo mismo que las vallas que anuncian los proyectos a ejecutar.
Y eso por delante. Porque en la fachada trasera del jardín que linda a la calle Arzobispo Malvar, es perfectamente visible arrimado a los muros un auténtico tren de contenedores. Hay además un poste de madera que debe ser de la época de los Irmandiños.
En fin junto al vallado de la plaza de España, las obras del Campillo, la escalera de la calle Churruchaos, etc, esa es la imagen que se han llevado de este entorno los turistas que nos han visitado en las últimas temporadas, incluidos los cerca de 150.000 peregrinos que visitaron la Basílica.
Seguro que estos días con motivo de la Feira Franca, el Concello cubre con arpilleras y banderolas las casetas y vallas.
Tienes razón. Habrá que salvar la Feira Franca. Eso entra en el esquema da la "nova economía" de los maoistas, como el otro día comentaba Josele.
ResponderEliminarEs su "modelo" de ciudad. Y aún falta la prueba de fuego: la posible conversión de la praza da Ferrería a suelo terrero para la emulación de curros como el de Sabucedo.
Sí, es que las "obras" son en realidad una estrategia de propaganda maoísta:
ResponderEliminarDefinición de "obra" (Diccionario Oficial del Partido): "Obra es toda aquella actuación propagandística encaminada a mostrar al pueblo las acciones de gobierno que justifican el cobro de impuestos"
Por tanto una obra socialista, no es el medio para rematar un trabajo, si no un fin en si mismo: "mostrar al ciudadano cómo se gastan sus impuestos"
De ello se coligen varias conclusiones:
1.Una obra no debe de tener fin, mientras se interviene, el pueblo ve el "gasto" público.
2. Como es una actividad de propaganda (no de construcción) la "obra" debe realizarse en los puntos más propagandísticos (es decir, más céntricos y esenciales del núcleo de población, para que el impacto visual sea mayor)
3. Por el mismo coste de recursos, la acción de propaganda deberá durar el máximo tiempo posible (optimización)
4. La "obra" debe ser lo más notoria posible: interrumpir toda forma de tráfico, llenar el espacio de elementos "de obra", para crear más impacto.
5. La "obra" debe ser identificada claramente por la población civil como un acto del Partido (carteles anunciadores)
6. La "obra" cuanto más problemática y aparatosa, mejor justificará los reformados y los incrementos de presupuestos, los cuales devengarán las oportunas comisiones para el partido.
Espero que con estas breves notas extraídas del "Manual da Organización do Partido dos Traballadores e Traballadoras de Galiza-UPG-YMCA" se entienda mejor el transfondo de la denuncia de nuestro estimado DON FILIBERTO
¡Ah por cierto...!!
ResponderEliminarY en este caso concreto, si además de lo dicho, se pueden obtener otros fines políticos superiores con la "obra del Partido" mil veces mejor:
1. Atosigar a los ancianos del geriátrico (como todo maoísta sabe, todos los viejos de Galicia votan al PP) en una operación de castigo político.
2. Interrumpir, deslucir y si fuera posible impedir manifestaciones de "fascismo rancio" en Santa María de las cuales la más extrema de todas es la celebracion de las PROCESIONES DE SEMANA SANTA, verdadera bestia negra para todo el progresismo maoísta.
Como verán, todo son ventajas de hacer una obra aparatosa y bestial en Santa María.
Sinergias de Partido