Como es sabido, las obras y actuaciones llevadas a cabo a cuenta del “Fondo de Inversión Local para el Empleo”, también llamado Plan “E” o Zapatero, consiguieron llenar todos los municipios españoles de carteles de obra.
Dicho rótulo de intervenciones, regulado minuciosamente por la Resolución de la Secretaría de Estado de Cooperación Territorial, de 13 de enero de 2009, recoge las características técnicas de dicho mural. Así entre otras especificaciones, deberán medir, en formato horizontal, 4x 3 metros lo que supone una superficie útil de doce metros cuadrados. Además habrán de estar elaborados en aluminio o acero galvanizado de 1,8 mm. de espesor. Junto a las instrucciones de fijación y soporte también establece la norma los componentes gráficos. Evidentemente que también prescribe instrucciones sobre la situación de tan importante cartel.
En otro orden de cosas, según las fuentes consultadas su precio oscilaría entre los 800 y los 1000 euros a lo que habría que sumarle gastos de montaje e IVA. Si se multiplica estos importes por los miles de actuaciones llevadas a cabo por la geografía nacional la cifra es de escándalo.
También a Pontevedra ha llegado el Plan E y los susodichos carteles.
Una de las intervenciones realizadas, a cargo de estos fondos públicos, es la denominada como “Iluminación exterior de la Basílica de Santa María la Mayor de Pontevedra” obra adjudicada en 502.637 € a la empresa que viene realizando todas las labores del alumbrado público en la ciudad en la última década, esto es, los faroleros oficiales.
Lo curioso del caso, el problema que se adivina ante el vacío legal existente, es que la obra eléctrica en cuestión ya se remató e inauguró oficialmente por todo lo alto, gominolas gratis incluidas, el pasado día seis de agosto.
Y entonces la pregunta es obligada ¿expiró la vida útil y legal del cartel? Puesto que ya se inauguró una intervención no tendría sentido anunciar y publicitar esta adjudicación y habría que retirar el cartel de marras.
¿Estaremos pasando del campo de la publicidad institucional al de la propaganda?
Otro problema, muy simpático desde el punto de vista administrativo, es el de la ilegalidad del rótulo en cuestión, por vulnerar la normativa sobre el patrimonio cultural al estar situado en la zona de servidumbre de la Basílica de Santa María, a los pies de su magnífica fachada renacentista.
No obstante seguiremos informando sobre la vida de este cartel que seguro que da algo de juego.
Dicho rótulo de intervenciones, regulado minuciosamente por la Resolución de la Secretaría de Estado de Cooperación Territorial, de 13 de enero de 2009, recoge las características técnicas de dicho mural. Así entre otras especificaciones, deberán medir, en formato horizontal, 4x 3 metros lo que supone una superficie útil de doce metros cuadrados. Además habrán de estar elaborados en aluminio o acero galvanizado de 1,8 mm. de espesor. Junto a las instrucciones de fijación y soporte también establece la norma los componentes gráficos. Evidentemente que también prescribe instrucciones sobre la situación de tan importante cartel.
En otro orden de cosas, según las fuentes consultadas su precio oscilaría entre los 800 y los 1000 euros a lo que habría que sumarle gastos de montaje e IVA. Si se multiplica estos importes por los miles de actuaciones llevadas a cabo por la geografía nacional la cifra es de escándalo.
También a Pontevedra ha llegado el Plan E y los susodichos carteles.
Una de las intervenciones realizadas, a cargo de estos fondos públicos, es la denominada como “Iluminación exterior de la Basílica de Santa María la Mayor de Pontevedra” obra adjudicada en 502.637 € a la empresa que viene realizando todas las labores del alumbrado público en la ciudad en la última década, esto es, los faroleros oficiales.
Lo curioso del caso, el problema que se adivina ante el vacío legal existente, es que la obra eléctrica en cuestión ya se remató e inauguró oficialmente por todo lo alto, gominolas gratis incluidas, el pasado día seis de agosto.
Y entonces la pregunta es obligada ¿expiró la vida útil y legal del cartel? Puesto que ya se inauguró una intervención no tendría sentido anunciar y publicitar esta adjudicación y habría que retirar el cartel de marras.
¿Estaremos pasando del campo de la publicidad institucional al de la propaganda?
Otro problema, muy simpático desde el punto de vista administrativo, es el de la ilegalidad del rótulo en cuestión, por vulnerar la normativa sobre el patrimonio cultural al estar situado en la zona de servidumbre de la Basílica de Santa María, a los pies de su magnífica fachada renacentista.
No obstante seguiremos informando sobre la vida de este cartel que seguro que da algo de juego.
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