A vueltas con el Campillo

Más de una vez dimos nuestra opinión sobre el Campillo de Santa María. Siempre sostuvimos que a pesar de los interesantes hallazgos arqueológicos allí aparecidos, nos parecía preferente conservar ese espacio como lo concibieron nuestros antepasados de mediados de siglo XIX, como una verdadera alameda popular. Luego, salvado ese extremo, si era posible, tratar de integrar los restos que allí se exhumaron, porque la propuesta municipal siempre nos pareció excesivamente arqueologista, ya que los proyectos que se nos ofrecían, tenían más de creación de un nuevo parque arqueológico, que de una restauración de un viejo jardín histórico incorporado desde hace generaciones al perfil de la ciudad.
Bien es verdad que lo anterior puede resultar controvertido y aun habrá diferentes opiniones.
Por eso resulta difícil de entender que el gobierno municipal, sabiendo de la dificultad de este asunto, las obras del Campillo llevan paralizadas unos tres años, y de que había que contar con el informe vinculante y preceptivo de la Consellería de Cultura, se haya atrevido nada menos que a adjudicar una relación intervenciones sobre el patrimonio de ese espacio.
Vamos, que se contrataron, a nuestro juicio de una forma irresponsable, desde una consolidación de los restos, (114.000 €) hasta un proyecto de musealización (200.000 €), e incluso se han atrevido con el alumbrado suntuario de la zona, adjudicada a la misma empresa que realiza el alumbrado de San Francisco, en cerca de un millón de euros.
Eso es como aquel que está construyendo un chalé y encarga el mobiliario y las lámparas sin saber aun siquiera que medidas y distribución tendrá la casa.