Hace unos días se anunció, desde el gobierno local, el tratamiento anti graffiti de varias esculturas de bronce ubicadas en la vía pública. Curiosamente la actuación preventiva solamente iba dirigida a proteger elementos del mobiliario urbano colocado estos últimos años, en concreto, las figuras del Fiel contraste, Moza das Galiñas y Valle Inclán, a las que se le sumó la efigie de Castelao, ya en su nueva ubicación. Todas situadas en el llamado Centro Histórico.
Llama la atención que no se hubiera extendido esta medida a otros bienes, ya de carácter histórico artístico como documental, situados en plazas y calles de la ciudad. Y ya no digamos de las parroquias.
Desgraciadamente ejemplos tenemos de esculturas públicas que necesitan, al menos, un tratamiento de limpieza, sino ya de restauración en algunos casos, caso de la mano de mármol de Colón. Y ya no mencionamos los daños y agresiones a los paramentos pétreos que producen las pintadas de incontrolados, actuaciones de costosísimos y complejos procedimientos de limpieza.
Pero si un monumento se lleva la palma en cuanto al abandono, en cuanto su ornato, por lo del valor simbólico que representa, ese es el monolito que conmemora la Constitución Española de 1978. Además, con el agravante de estar situado en el céntrico parque de Campolongo, transitado por miles de personas a diario, muchos de los cuales niños.
Llama pues poderosamente la atención que no se haya elegido este elemento como prioritario en su mantenimiento. Hoy se conmemora el 30º aniversario del golpe del 23 de febrero.
Parece mentira que desde Michelena, 30, no se hayan animado a festejar esta efeméride fracasada con la limpieza de este símbolo que pertenece a toda la ciudadanía.
Llama la atención que no se hubiera extendido esta medida a otros bienes, ya de carácter histórico artístico como documental, situados en plazas y calles de la ciudad. Y ya no digamos de las parroquias.
Desgraciadamente ejemplos tenemos de esculturas públicas que necesitan, al menos, un tratamiento de limpieza, sino ya de restauración en algunos casos, caso de la mano de mármol de Colón. Y ya no mencionamos los daños y agresiones a los paramentos pétreos que producen las pintadas de incontrolados, actuaciones de costosísimos y complejos procedimientos de limpieza.
Pero si un monumento se lleva la palma en cuanto al abandono, en cuanto su ornato, por lo del valor simbólico que representa, ese es el monolito que conmemora la Constitución Española de 1978. Además, con el agravante de estar situado en el céntrico parque de Campolongo, transitado por miles de personas a diario, muchos de los cuales niños.
Llama pues poderosamente la atención que no se haya elegido este elemento como prioritario en su mantenimiento. Hoy se conmemora el 30º aniversario del golpe del 23 de febrero.
Parece mentira que desde Michelena, 30, no se hayan animado a festejar esta efeméride fracasada con la limpieza de este símbolo que pertenece a toda la ciudadanía.
Si "el partido" ya no estima conveniente respetar ni hacer la constitución, a lo mejor es que ha llegado el momento de que el pueblo tampoco la respete y empecemos a ajustar cuentas con los "partiditos", sus prebendas, sus enchufados, sus "nacioncitas" y su puta madre.
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ResponderEliminarSuscribo lo que dice el Castigador de Satán. Si ellos imcumplen, imcumplimos todo Dios.
ResponderEliminarOs voy a perseguir como a ratones
ResponderEliminarEn relación con las agresiones a los monumetos del casco histórico me pregunto ¿a qué esperan nuestros políticos para instalar cámaras en las calles del casco histórico como hay en Santiago de Compostela?
ResponderEliminar¿ Será que a alguien le interesa más gastar y seguir gastando en limpiezas, sin importarle quién es el culpable ?