Resulta que el Faro de Vigo informa de que los propietarios del edificio de la calle de Arzobispo Malvar, donde un día vivió y escribió Gonzalo Torrente Ballester, son reacios a colocar la tan merecida placa-homenaje que demandaría el autor de "Los Gozos y las sombras", alegando entre otras razones, que va a ser demolido dicho inmueble para edificar otro nuevo.
Lo curioso del caso, es que unos metros más hacia abajo, en esa calle, hasta hace pocos años la circunvalación decimonónica de Pontevedra, sin salir de la curva de A Galera o del Gimnasio, en terminología antigua, se halla ubicada la casona en la que vivió otro gran polígrafo. Nos referimos a D. Xosé Fernando Filgueira Valverde. Obviamente que como su curriculum superaría este post, nos limitamos a decir que en esa vivienda en cuestión, donde moró, trabajó y aun murió Filgueira Valverde, tampoco tiene su merecida placa informativa.
http://filgueiravalverde.blogspot.com/2008/12/r-arzobispo-malvar-49-un-lugar-de.html
Probablemente en cualquier otra ciudad, hubieran adquirido esa residencia, para ubicar el Centro o Instituto de Estudios, en este caso, pontevedreses. La verdad es que aquí, al contrario de Vigo, carecemos todavía de esa institución. Aunque debería dar el primer paso la sociedad civil, no estaría de más proponer esta idea dentro del apartado sociocultural de un programa electoral.
La cierto es que Pontevedra y su comarca, tuvieron mala suerte a la hora de conservar las casas de los escritores célebres. Nosotros aun recordamos como hace unos años, se desmanteló y derribó el conocido chalé de Echegaray, ya en Estribela. En cualquier lugar del mundo civilizado lo hubieran conservado para ubicar una casa-museo de todo un Premio Nobel de Literatura. Además, hubiera servido como un gran reclamo turístico
En fin, cuando se habla de la promoción del sector quinario, de todo lo relacionado con la cultura, y el ocio,no estaría de más desarrollar también el más primario sentido común.
Lo curioso del caso, es que unos metros más hacia abajo, en esa calle, hasta hace pocos años la circunvalación decimonónica de Pontevedra, sin salir de la curva de A Galera o del Gimnasio, en terminología antigua, se halla ubicada la casona en la que vivió otro gran polígrafo. Nos referimos a D. Xosé Fernando Filgueira Valverde. Obviamente que como su curriculum superaría este post, nos limitamos a decir que en esa vivienda en cuestión, donde moró, trabajó y aun murió Filgueira Valverde, tampoco tiene su merecida placa informativa.
http://filgueiravalverde.blogspot.com/2008/12/r-arzobispo-malvar-49-un-lugar-de.html
Probablemente en cualquier otra ciudad, hubieran adquirido esa residencia, para ubicar el Centro o Instituto de Estudios, en este caso, pontevedreses. La verdad es que aquí, al contrario de Vigo, carecemos todavía de esa institución. Aunque debería dar el primer paso la sociedad civil, no estaría de más proponer esta idea dentro del apartado sociocultural de un programa electoral.
La cierto es que Pontevedra y su comarca, tuvieron mala suerte a la hora de conservar las casas de los escritores célebres. Nosotros aun recordamos como hace unos años, se desmanteló y derribó el conocido chalé de Echegaray, ya en Estribela. En cualquier lugar del mundo civilizado lo hubieran conservado para ubicar una casa-museo de todo un Premio Nobel de Literatura. Además, hubiera servido como un gran reclamo turístico
En fin, cuando se habla de la promoción del sector quinario, de todo lo relacionado con la cultura, y el ocio,no estaría de más desarrollar también el más primario sentido común.
Somos una ciudad donde la cultura está maldita. Se llama cultura a poner plaquitas en gallego, estatuas generosamente pagadas, de cualquier mindundi nacionalista, mientras se ignora nuestro verdadero patrimonio cultural, y se descapitaliza culturalmente la ciudad, a veces con resultados irreversibles.
ResponderEliminarY somos incapaces de rescatar de la rapacidad urbanística edificios singulares, que caen bajo la piqueta para construir bloques de pisos.
Totalmente de acuerdo con Don Filiberto. Seguro que Suso López nos podría ilustrar con muchos más ejemplos.
No tiene que ver con esta entrada pero lo comento para ver si hablas del tema más adelante.
ResponderEliminarAyer fui a dar un paseo por la reformada avenida de Marín. Quedó bonito, todo hay que decirlo, pero estos ineptos no saben hacer todo bien, está claro. Cuán es mi sorpresa cuando voy caminando y NI UN BANCO, NI UNA PAPELERA, NI UNA FUENTE.
La de mierda que van a tirar al río los niñatos que caminen por ahí..
Filgueira é para os do BNG "da dereita galeguista" e traidora. Fixo un instituto que para si quexeran hoxe moitos colexios de luxo e impuxo un uniforme cando as enormes diferenzas sociais agromaban na roupa.Publicou sobre Galicia como o que máis. Eu estoulle moi agradecido por ser alumno daquel instituto onde había ata bibliotecas en cada aula, recitabánse poemas nas clases que se grababan en magnetófonos, había un coro, o deporte era fundamental, facíanse test cando ninguén sabía o que era iso e tantas outras cousas.Se algún dos bárbaros ignorantes que hoxe gobernan tiveran a décima parte do saber de Filgueira Pontevedra sería outra cousa. Non todo o que fixo como alcalde foi axeitado, é certo, pero os acertos foron máis que os erros. Acontece que foi da "dereita galeguista" e xa se sabe.
ResponderEliminarO pai será da dereita galaguista pero o FILLO O FILLO é máis BNG que nin eles mesmos ou non ?
ResponderEliminarFilgueira fue un auténtico portento, y una figura a la que toda una generación de pontevedreses le debe mucho, por no decir casi todo. Espcialmente alguna "esgrevia figura", que ahora lo ningunea, cuando le sacó del hambre, cuando no era más que un militar paria, sedicioso y traidor. Despreciado por su promoción, incluso a día de hoy.
ResponderEliminarTodos los humanos tenemos fallos, lógicamente. Pero en su caso el haber supera con mucho al debe. Así que las críticas a su persona no pueden nacer más que de oscuros rencores y complejos de inferioridad de quien se sabe genotípicamente inferior a el en todo.
Donde quiera que esté: Gracias profesor Filgueira.