Sobre la rehabilitación del antiguo edificio de Educación

En el orden de nuestro patrimonio local, va a terminar el año con unas jugosas y disparatadas declaraciones del presidente de la Diputación Provincial, Rafael Louzán, entorno a la rehabilitación de lo que un día fue edificio de la Delegación de Educación, sito en la avenida de Montero Ríos.
Alega el político de Ribadumia que "taparase o ladrillo que está moi deteriorado e mesmo en algúns puntos xa caeu, e pintarase a fachada dunha cor acorde co espazo no que nos encontramos".
Se atreve Louzán también a emitir su opinión sobre la estética del edificio en cuestión, sobre todo con la fachada de ladrillo tal y como fue diseñada originalmente pues "non tiña moi bo gusto pero colocouse no seu día". Y tal como recoge La Voz de Galicia, insiste Don Rafael en que " a cor que se lle vai por vaille dar un cambio a ese edificio e queda esta Alameda con edificios singulares".
Y ahora un poco de historia pontevedresa. Resulta que el inmueble al que nos referimos, que ahora está en manos de la Diputación, fue concebido en su momento como "Escuela Normal de Maestros y de Artes y Oficios". Fue levantada en el solar que un día llegó a formar parte de la huerta del convento de dominicos pero que cambió de titularidad a raiz de la desamortización, de forma que el ayuntamiento tuvo que adquirirselo a la familia Munáiz.
El proyecto elegido para el nuevo edificio docente será el realizado por el arquitecto del Ministerio de Fomento, Arturo Calvo Tomelén, que también dirigiría la rehabilitación de San Francisco.
El 12 de noviembre de 1895 cocluía Calvo su encargo, aprobando el coste de las obras cifrado en 234.419 pesetas, no recibiéndose el edificio hasta 1901. Para entonces el precio de las mismas sólo se había disparado hasta las 264.828 pesetas, no como los presupuestos actuales, que llegan a duplicar o triplicar las previsiones iniciales.
El desaparecido profesor de la Universidad de Coruña, Xosé Fernández, sostenía que "la utilización de la piedra granítica y el ladrillo en la fábrica, contribuía a dar al edificio un cierto valor polícromo que en nada perjudicaba a éste, y antes al contrario alegraba sus exteriores".
Porque el ladrillo como material industrial de obra, tal como se utiliza en el edificio de la avenida de Montero Ríos, se puso muy de moda a finales del siglo XIX y principios del XX. Otras obras pontevedresas de esa época, que combinan el ladrillo, procedente básicamente de la fábrica de Riestra en la Caeira, con la cantería, serán, entre otros nuestra monumental plaza de toros, o el mismo edificio de Michelena 30, que ocupa en la actualidad el Concello.
En fin, por citar otras obras de Arturo Calvo en Galicia, destacan la rehabilitación del Paraninfo de la Universidad de Santiago o la gran escuela de Veterinaria, actual Parlamento de Galicia en el Hórreo.
Valoremos y respetemos nuestro patrimonio y déjese su cuidado en manos de verdaderos y competentes profesionales. Por lo de pronto empiecen por eliminar las pintadas del zócalo de granito.
Necesitamos gobernantes con cierto arraigo.