Ayer el Faro de Vigo nos sorprendía con la publicación del "Informe Ardán", donde reconocía que la comarca empresarial de Pontevedra - ojo que no se incluye la de Morrazo, Caldas y Salnés - había caído al quinto puesto, siendo superada ahora por la capital orensana. Llama la atención pues, que aun estando la ciudad en el eje atlántico, el más prospero de Galicia, haya ocurrido este descalabro económico.
También avisaba que la interior zona de Lugo, a punto está de hurtar el cuarto puesto que siempre tuvo Pontevedra. Nos felicitamos por la prosperidad de la Galicia interior.
Lo cierto es que si hubo una característica de estos años del alcalde de la felicidad, esa fue la de la cultura antiempresarial. Empezando porque comerciantes y emprendedores llevan más de una década ausentes en el grupo de gobierno municipal, cuyos principales puestos son copados sistemáticamente por funcionarios de plaza fija. Faltó pues ese toque de sentido común y necesaria conexión con la realidad.
Lo demás es de sobra conocido. En estos últimos años de paz y amor, de relativa bonanza económica, se renunció a resolver el problema de las infraestructuras viarias, conexión con la Meseta, nueva estación, etc. No supimos elaborar un plan general que se adaptase a la nueva situación. Porque con el ladrillo se vivía muy bien...pero había que ir pensando en las alternativas a la construcción, algo que no se planteó desde la óptica infantiloide del gobierno local.
Aun discutimos después de diez años donde se va a situar un parque logístico ¿en Tomeza? ¿En Cerponzóns?
La cultura antiempresarial, nos ha permitido ver todos los años al alcalde de la ciudad del amor presidiendo manifestaciones contra el motor económico de la comarca, por supuesto sin ofrecer alternativas.
¿Y que pasa con el comercio? ¿Cómo es posible que se encuentren arrasadas calles tradicionalmente de gran vigor comercial como Riestra, Michelena o Sierra? Ojo que aquí no hubo en trece años la apertura de ninguna gran superficie comercial que le hiciesen sombra.
En fin, fueron años de generación de incertidumbre y frivolidad, de triplicar en una década el número de parados, de priorizar ante todo el tipo de flores que había que poner en las rotondas... A quien se le cuente que somos la única ciudad del planeta Tierra donde un alcalde médico se opone a la construcción de un nuevo hospital. Aunque hay que reconocer que la felicidad y el amor pontevedrés han eliminado la enfermedad y aun la vejez. No son necesarios centenarios asilos. Ni aun son viables con nuestro diezmado tejido socioeconómico, humildes televisiones locales.
Si a la mala gestión le sumamos la total ausencia de autocrítica al modélico model de ciudad y la huída hacia adelante echando la culpa al resto de las Administraciones, el desastre está servido.
Estamos en una competición de a ver quien cae más rápido, y quien se da la hostia más grande...
ResponderEliminarY de momento Pontevedra va en caída libre. En eso sí lidera el matasanos de los XXV años de gloria....
El amado Líder. El que mejor supo interpretar los sentimientos de las "mayorías silenciosas", del musgo y la caspa de la ciudad....
El ladrillo era cojonudo. Tanta pasta daba vía recalificaciones y licencias, que todo era jauja, y todo podía esperar mientras cuanto euro entraba podía dedicarse ao "modelo de cidade" y aumentar la nómina de enchufados municipales.
ResponderEliminarPero ahora sólo se recauda de los impuestos ordinarios, y no llega para mantener la maquinaria.
Y los deberes sin hacer: La ciudad sin circumvalaciones ágiles de comunicación de entrada y salida, con las rutinas de los habitantes de la periferia cambiadas hacia el consumo y comercio de Vilagarcía o Vigo, sin suelo industrial, con una estación del tren de la sñorita Pepis, hostigando a ENCE y a la Brilat....
Váyanse ustedes un poquito a la mierda, "señores" del BNG.
Y yo, que sólo veo belleza allá donde quiera que se pose la mirada: jardines floridos y hermosos bancos y cajas de ahorros florecientes, destacados miembros del partido paseando por las calles peatonalizadas, y dos margaritas y una gardenia, y esas copas de albariño relucientes en primavera... y las nóminas de una corporación entera.
ResponderEliminarY felicidad, muchísima felicidad inundándolo todo con la cálida brisa de la buena vida tranquila y en paz...
Veinticinco años no son nada, y volver con la frente marchita, las sienes plateadas ya rumbo hacia una nueva etapa.
CINCUENTA.
Y ni un paso atrás, que esta ciudad es de pura izquierda y nada podrá ya parar a toda esta felidad.
Vamos a por los 50 camaradas !!!!!!!!!!!!!!
http://rebelionenlasombra.blogspot.com.es/2012/06/pontevedra-la-ciudad-del-amor.html
ResponderEliminar