miércoles, 4 de mayo de 2011

En centro de día de Alzheimer


El asunto de la construcción del centro de día para enfermos de Alzheimer de Pontevedra, es de los más lamentables ejemplos de gestión de servicios sociales que hemos presenciado en los últimos años.
El convenio para la ejecución de esta sede, ubicada en un bajo de la calle Sarmiento de Gamboa, arranca en el año 2008, cuando el Concello capitalino decide ceder el uso de cerca de 500 metros cuadrados para ese específico fin de centro de día. Luego, la Consellería de Traballo y Benestar Social, dependiente de la Xunta, se encontró con la novedad de que dicho inmueble estaba gravado con una servidumbre de vistas, por lo que los vecinos de viviendas aledañas consiguieron parar la tan necesaria obra. Repárese de la gravedad del asunto cuando Pontevedra es la única ciudad de Galicia que no cuenta con unas instalaciones de este tipo.
Pero lo peor de todo ha sido el tratamiento institucional del caso, en la que ha brillado por su ausencia la mediación del alcalde capitalino, a fin de cuentas un doctor en medicina que gestionó la cesión de ese inmueble.
El pasado mes de febrero la prensa anunciaba que la Xunta de Galicia, gracias a un lógico acuerdo con los vecinos, desbloqueaba la imposibilidad de ejecutar la obra, contratada en cerca de 400.000 euros.
Dicen que hasta después del verano no estará operativa. No obstante insistimos que bien pudo el alcalde de la ciudad haber mediado mucho antes para acelerar esta infraestructura.
En todo caso, este ejemplo de descordinación y pasotismo institucional, es una muestra de la crueldad con que las instituciones públicas pueden llegar a tratar a los ciudadanos que son a quien tienen que servir. Solamente por esta falta de sensibilidad a enfermos y familias no merecen gobernar.

3 comentarios:

  1. Para ellos los ciudadanos somos ganado del mostrenco....

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  2. Menudo problemazo es esa enfermedad para las familias que las padecen. Todo esfuerzo ppor alivia arles el día a día, y ayudar a la dignidad de esos enfermos, siempre será poca. Pero siempre habrá dinero para otras cosas que no tienen prioridad, como gastarse un millón de euros para SETGA en cambiar la iluminación de la Ferreiría. ¿Que justificación puede tener semejante gasto si no es el darle dinero a una empresa afín, qué necesidad real había?

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