El día de ayer. Garnier hace cuatro vuelos soberbios. En la crónica de nuestras fiestas veraniegas será memorable la fecha de ayer. Desde muy temprano tenía Pontevedra el sugestivo aspecto de una gran población en fiebre. Automóviles y coches por todas partes, los trenes vomitando gente, las calles invadidas de forasteros, los cafés atestados hasta las aceras, los hoteles y casas de comidas cerrando sus puertas para impedir el asalto...El espectáculo era imponente, pintoresco, como jamás se recuerda en Pontevedra. El día estaba además espléndido de luz y de temperatura, contribuyendo al éxito de esta página de fiestas que empezaban con los vuelos de Garnier y terminaba con las estocadas de Machaquito. Eran las ocho de la mañana y estaba ya atestado el campo de la Junquera, donde tenía montado su monoplano el gran aviador francés. En los palcos lucían sus encantos muchas mujeres hermosas, vaporosamente ataviadas con sus vestidos de mañana. Las márgenes del río Lérez, las robledas inmediatas, los montes cercanos, el puente del Burgo, los parages del Monte Porreiro, eran otras tantas posiciones estratégicas donde se agolpaban en masas pintorescas miles y miles de personas, llenas de espectación por contemplar por primera vez esta maravillosa conquista de la ciencia, que permite a los hombres atravesar el espacio con la sublime majgestad de los condores y las águilas. Las avenidas de la Junquera estaban ocupadas por fuerzas de infantería, guardia civil y carabineros, para impedir el acceso de los curiosos como no fuese por los lugares previamente dispuestos. Todo estaba perfectamente previsto. Desde la seis estaba Garnier en este campo con su bella esposa y el hábil mecánico que le acompaña preparando el monoplano que había de llevarle a las alturas. A las nueve menos cuarto hizo Garnier su primer vuelo preparatorio con el más feliz de los éxitos. Varios individuos de la Cruz Roja contenían el aparato por el timón. El mecánico puso en movimiento la hélice. Un minuto después levantaba Garnier su mano derecha para que despejasen todos y el aparato rodó ocho o diez metros por el campo, perdiendo después el terreno. La multitud asombrada vió que la máquina, dejando la tierra ganaba el aire, y ascendía rápidamente. Sonó una gran ovación de aplausos y bravos mientras el monoplano llegó hasta cien metros de altura y daba cuatro vueltas en torno de aquel amplio parage. Seis minutos después aterrizaba en el mismo punto de partida en medio de clamorosas ovaciones. A las nueve y veinte minutos hizo un segundo vuelo, a las diez menos cuarto el tercero y a las diez y ocho minutos el cuarto. Garnier permaneció en los aires de ocho a diez minutos en cada vuelo, dando en cada uno de ellos cuatro vueltas lucidísimas a diferentes alturas. La mayor fue a 300 metros. En alguno de los vuelos llegóo hasta Pontevedra, rozando casi los edificios más altos, desde los cuales era saludado con vivas y aplausos. En las dos últimas ocasiones hizo virages magníficos. Puede asegurarse que se le ha visto desde todos los puntos de la población. Hubo momentos en que parecía descender sobre la multitud y era inevitable sentir el escalofrío de las grandes catástrofes. Repuesto el público de la primera impresión, prorrumpía en aplausos, mientras el famoso aviador pasaba por encima de sus cabezas pilotando serenamente la prodigiosa máquina. Garnier consiguió siempre aterrizar en el mismo punto de partida con precisión matemática. A las once terminó la inolvidable fiesta dejando en todos los ánimos la emoción vivísima en lo grandemente maravilloso. Garnier hacía después muchos elogios de las admirables condiciones del campo y de los oberbios panoramas que había contemplado desde el monoplano en este hermoso pedazo de tierra gallega. El movimiento de coches y automóviles al campo fue inusitado durante el tiempo que duró la fiesta. Se repetirá pasado mañana.
(Diario de Pontevedra 21 08 1911)
(Diario de Pontevedra 21 08 1911)
hoy han subido una foto en Facebook de ese día donde se aprecia el Puente del Burgo lleno de gente: http://www.facebook.com/#!/photo.php?fbid=139514659473992&set=a.139507359474722.31877.124529724305819&type=1&theater
ResponderEliminarGracias por mostranos esta crónica Leoncio. Saludos
Gracias, César, fui recopilando esas fotos del facebook
ResponderEliminarParece increíble. En diciembre de 1903, dos mecánicos de bicicletas hacían volar el primer avión en Kitty Haw, Estados Unidos. Apenas 7 años después había un primer vuelo de un avión en Pontevedra.
ResponderEliminarEso da que pensar sobre nuestros abuelos. Algunos nacieron incluso antes de 1898, con Cuba, Puerto Rico y Filipinas aun españolas. 85 años de su vida después, pongamos en 1983, habían visto casi de todo, y pasado de un mundo de caballos, barcos de vapor y vela y ferrocarriles, al desarollo de total de la aviación, con aviones a reacción y vuelos transoceánicos, la conquista de la luna, dos guerras mundiales, la Civil Española, del mundo de la Restauración, a la total descolonización.... En fin, que no habrá de ver nuestra generación en 85 años (si los damos vivido...).
Se amplías suficentemente a imaxe onde se ve o avión, utilizando o GaliSoftware Spiroworm 3.0, poderás comprobar, que alí debaixo da ala, se pode ler "Galiza Nazón". Eso amosa que os nosos devanceiros, xa alá polo 1911 tiñan clarho que Galicia nao é a Espanha, e que compría a nosa libehación nazional.
ResponderEliminarCos meus cumprimentos....
Lo más importante de todo esto es que en las fotos se puede comprobar que Pontevedra estaba que daba asco verla, con calles sucias y mucha pobreza. Para que luego digan los de siempre, que no hemos ganado progreso con la democracia.
ResponderEliminarPontevedra está preciosa y no me canso de repetirlo, hijos de puta.