martes, 19 de octubre de 2010

50 Años de Supermercados en Pontevedra



Hoy toca un post muy "Cuéntame". No es fácil hablar de la Pontevedra de 1960, de hace exactamente cincuenta años, porque de aquella no teníamos todavía periódico local.
Así que tuvimos que acudir al rotativo "El Pueblo Gallego", con sede en Vigo, para saber que en el citado año se inauguraba en Pontevedra el primer supermercado. Por aquella época funcionaba la plaza de abastos, y la feria con los correspondientes días señalados del 1,8,15 y 23. Entre el comercio estable seguramente aun se llevaba la curiosa denominación de "ultramarinos y coloniales".
La breve mención de la prensa hace referencia a que el 30 de noviembre tuvo lugar la inauguración de un "supermercado", con la consiguiente bendición de las instalaciones, a cargo del párroco de San Bartolomé, Don Teodoro Castro Cores. El establecimiento se denominó "Autoservicios ABC", el primero de este género que se ubicaba en Pontevedra, concretamente en la calle de Cobian Roffignac. Suponemos que es el antecedente de lo que después fue la cadena de Magín Froiz.
El gerente Carlos Bárcena Conde manifestó el deseo de que la empresa cumpliera con el servicio "con el mismo éxito y general satifacción con que lo vienen realizando en las demás capitales y ciudades de España".
Por su parte el alcalde capitalino de entonces, Sr. Filgueira Valverde, se congratuló del nuevo servicio, añadiendo que estaba seguro "que el público pontevedrés correspondería con su entusiasta adhesión".
La crónica finaliza dando cuenta del "lunch" servido por los propietarios a los invitados al acto.

3 comentarios:

  1. http://www.cotizalia.com/salida-emergencia/sociedad-cloroformizada-20101019-4234.html

    "El libro de Chip habla de rebeldía y de modificación de normas, de afrontar la vida con valor sin contar con la administración. Este tipo compró un motel de encuentros para parejas infieles y lo convirtió en el principio de su imperio. ¿Cómo se hace eso? ¿Qué despierta esa necesidad? La verdad es que es complicado saberlo, tal vez lo importante no es tanto saber que la despierta, sino que no la duerme o acobarda. La voluntad de poner en marcha negocios en España, por ejemplo, es algo que la administración persigue sin descanso."

    El estatismo persigue sin descanso comercios, empresas, negocios, tiendas, mercados, supermercados y cualquier cosa que tenga una puerta de local abierta al público.

    No será de extrañar que los supermercados de Pontevedra terminen por desaparecer volviendo la ciudad al estado feudal anterior. El de siempre.

    Socialismo o muerte. hasta la victoria final.

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  2. Donde van aquellas tiendas de antes, donde te despachaban desde detrás de un mostrador, y no existía el concepto de ir entre las estanterías cogiendo tu las cosas.

    Cuanto han cambiado las cosas en el intervalo de una vida. Desde que no había supermercados, al tráfico de hoy, a la expansión de la ciudad, a la pérdida del río, a la aparición de los portales automáticos en las casas con la transición, la desaparición de los serenos, el cambio de costumbres y moral, el botellón, el cambio del vino por la cerveza, la espalda al mar y a sus barcos que llegaban a la Moureira, el paredón de beiramar, la especulación urbanística....

    La desaparición del CIR de Figueirido, los paseos de los cadetes por la ciudad con sable, la visita todos los años de una flotilla francesa cuyos marineros llevaban un ponpón rojo en la gorra...

    El IVA y la llegada de palurdos bosteiros al Ayuntamiento....

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  3. El urinario estaba decorado con aquella espesa capa de suciedad que posee todo lo inenarrable. Discretamente, apoyé mi codo derecho contra el baldosín de la pared y como si fuera un personaje de Joseph Conrad en el mismísimo Corazón en las Tinieblas, desabroché cautelosamente mi bragueta. Como acostumbro en estas grandes ocasiones, dejé mi mente volar, abstraída, como en Babia, mientras desagüaba las cañas del infecto bar.

    Comenzaba a mesarme los cabellos luengos y rizados cuando aquel gordo entró desplazando violentamente la puerta. Sin previo aviso se colocó a mi vera y desenfundó un descomunal aparato.

    En esas ocasiones, uno nunca sabe bien hacia donde mirar, y con precavido gesto deslicé mi mirada sobre aquella oronda y bestial barriga que parecía rozarse contra la porcelana del retrete. Mil reflexiones se vinieron a mi mente acerca de las desventajas de ser un gordo como aquel y entonces, dí gracias al Gran Arquitecto del Universo por haber nacido hermoso y esbelto como yo soy. Y mesé con dulzura mis cabellos castaños sonriendo satisfecho, cuando mi vecino de urinario, el animal, reparó en mí con gesto hosco.

    (... continuará)

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