martes, 10 de enero de 2012

Hay que ahorrar energía


A pesar de que los costes en energía en el ayuntamiento de Pontevedra se hayan disparado, un incremento del 20% en electricidad que suman 400.000 euros, otra subida del agua por valor de 510.000 euros, según las propias fuentes municipales, a diario comprobamos como se despilfarra en estos capítulos.
Porque no es de recibo que teniendo unos índices de desempleo africanos - del juvenil es mejor ni hablar - sigan ahora iluminadas fuentes, cruceiros, árboles, fachadas de edificios históricos, bancos (de sentarse) etc. en un ejercicio de exhibición soberbia de que aquí no pasa nada...
Los motores-bomba de la fuente de la Glorieta de Compostela llevan varios días rugiendo, para propulsar el agua, llenando además de humedad negocios y viviendas colindantes. Al final esos costes de agua y electricidad los pagamos todos.
Después vendrán llorando de que no hay para nóminas, públicas, claro.

3 comentarios:

  1. Aquellas ridículas figuritas de bronce que simulaban ser adorables niños de los años 40 con sus aros y sus coletitas, quedaban teatralmente destacadas contra una nube de infinitas milésimas gotitas de agua vaporizada. Y la brillante luz de los focos las hacía destellar como luciérnagas surreales.

    Pero ya nada quedaba de todo aquello. Todos esos momentos absurdos, prepotentes, estúpidamente administrativos, perdidos para siempre en el tiempo, como lágrimas en la lluvia, que lleva el viento... como lágrimas en las mejillas de aquel mendigo en silencio...

    Ahora era su estampa la que se recortaba contra la nube de vapor difuso. Tenía las manos congeladas metidas dentro de los bolsillos.

    Era la misma ciudad, el mismo enero, el mismo relente de invierno, el mismo frío... pero todo estaba muerto: ya no había niños de los años 40 con barbitas blancas y concejalías sonrientes, ni tarjetas VISA, ni partido. Ni siquiera había "días de asuntos propios", porque ahora todos los días eran el mismo, sin nada que hacer, sin sentido...

    Como otras veces, como ya antes había sido, como para escapar a su destino, ANtón tenía una crisis nerviosa y como un autómata caminaba acelerado hasta un cajero automático y con el índice erguido se ponía a pulsar repetitivamente los botones. Una y otra vez, como implorando al dios en que no creía y al Partido que la maldita pantalla se retroiluminara mostrando el saldo..... el saldo...... el saldo vacío.

    Era de noche y hacía mucho frío.

    Con el dedo enrojecido, Antón, el mendigo recuperó la consciencia y acondicionó los cartones que llevaba en en suelo del cajero, para pasar la noche. Y soñar, soñar que todo volvía a ser como antes, con aquellos niños de los años 40 manejando presupuestos municipales, haciendo viajes de hermanamiento a exóticos destinos, diseñando calles y aceras, tomando vinos.... y con pantallas de los cajeros que se iluminaban con cifras de colorines, todos los primeros de cada mes.

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  2. Podían tener al menos una estética de ahorro. En otras ciudades europeas se han tomado medidas de ahorro energético, que no afectan además a la funcionalidad de los espacios, ni a la seguridad.

    Se pueden iluminar los monumentos o lugares públicos determinadas horas, o días señalados del año, pero el despilfarro continuo no es admisible.

    Seguro que el Consejero Delegado de SETGA no estaría de acuerdo conmigo....

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  3. Muy bueno Josele.
    Ejemplo de despilfarro ancestral.... la esquina de la farmacia en Plaza de España-Michelena, 3 focos en un mismo sitio... para pasar con gafas de sol.

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