Ahora que se corta frívolamente un carril del Puente de la Barca, como si no existiesen otras alternativas para evitar este inconveniente, dentro del proceso, claro está, de “doma y castración de Pontevedra” iniciado hace algo más de una década, parece que aquí ya nos hemos olvidamos del trabajo que costó levantar esta infraestructura viaria.
Porque habría que recordar que hasta bien entrado el siglo XIX, las comunicaciones entre Pontevedra y Poio, y obviamente la comarca del Salnés se hacían a través de una barca que unía la Moureira con el vecino ayuntamiento. Los encargados de gestionar en exclusiva esta embarcación de transporte de personas, ganados y mercancías eran los mareantes de Pontevedra, que recibían así interesantes ingresos para la función social de la entidad gremial. Y todo a pesar de sonados pleitos con el monasterio Benidictino de Poio por la explotación de la citada Barca. Pero como llegó un día en que dicho medio de transporte empezaba a quedar obsoleto, a la par que disposiciones liberalizadoras de los gobiernos prohibían a los decadentes gremios de mar recibir aportaciones, se decidió por primera vez construir un verdadero puente que uniera las dos riberas.
Hay que decir que fue la iniciativa privada, capitaneada por los mareantes de Pontevedra a través de una sociedad comanditaria, la que conseguiría que en 1871 entrase en funcionamiento un puente de madera – con tramo levadizo para que las embarcaciones de vela accediesen todavía a los muelles del Burgo – eso sí, previo pago de los derechos de pontazgo.
Habría que esperar hasta 1895 para que el Ministerio de Fomento licitase las obras de un moderno puente de hierro con estribos de cantería, que no se llegaría a inaugurar hasta 1905. De haberse conservado esta obra sería un buen ejemplo de la airosa arquitectura del hierro. Pero el mal estado de los materiales, décadas más tarde, obligaría a suplir el metal por el hormigón, recuperando al fin el puente su función hacia 1949. Ya con las obras de la autopista y la avenida de Beiramar se desconfigurarían aun más las antiguas arquerías pétrea.
Ahora en la moda de volver a la Edad Media, para acceder a Poio y el Salnés hay que vadear de nuevo la ría por el Vao.
En Pontevedra temos moitas Pontes sobre o Lérez, e non fai falla que estén todas activas á vez. Gracias á xestión do noso goberno municipal, Pontevedra ten máis pontes que nunca. É inevitabel facer reparacións nas nosas pontes vellas para que duren moitos anos. De todos os xeitos, eu estou de acordo con Don Filiberto, os pontevedreses non temos que ir a Poio a nada, nin ao Salnés. Hai que derrubar as pontes do Lérez, e os españois que queran marchar co fagan en barca. Se non hai traballo é porque sobran españois en Pontevedra.
ResponderEliminarPues aún queda lo peor: Mosquera está pensando (al suelo) que podría hacer el corte ¡DEFINITIVO!. Está claro que hay que darle uso al puente a ninguna parte para poder justificar los 7M€ que se gastaron en esa chorrada hace no mucho.
ResponderEliminarQuiero creer que la normativa de circulación de un puente, que conecta dos Ayuntamientos diferentes, no va a depender del capricho de uno de ellos sin contar la opinión del otro, sino que la decisión corresponderá a algún tipo de organismo supramunicipal. Porque por la misma el puente no tiene por qué ser más de Pontevedra que de Poyo.
ResponderEliminarYa se sabe: Pontevedra, la ciudad con un puente que tiene a poyo por un lado......
Me acuerdo cuando iba a la playa de la Puntada y nos llevaba en barca el bueno de Plá, no sé si tendremos que volver a recuperar ese servicio. Se cerrará todo lo que halla que cerrar lo que hay es que potenciar el PUENTE A NINGUNA PARTE para justificar esa obra de 8 millones de €.
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